LA ATALAYA DE MI NIÑEZ
Normalmente
escribo mis articulos los sabados en la mañana. Los temas me brotan
en la mente al despertar. He descubierto que soy mas productivo en
las tempranas horas de la mañana. Existe una teoria que divide a las
personas entre “ruiseñores”
y “buhos”
o el
“ciclo circadiano”
en terminos cientificos. Se dice que las personas son “ruiseñores”
cuando son mas productivos en las mañanas y “buhos”
cuando lo son en horas de la noche.
Yo soy
“ruiseñor”en
terminos de estudio y producion escrita, Amaneci con un fuerte
impulso de apartarme de mi usual critica a los politicos y a nuestra
“anestesia social”
concentradome en temas mas placenteros. Admito, casi me arrepiento
al leer los periodicos, pero prevalecio mi intencion de refrescar mi
mente concentrandome en temas placenteros, y ¿que puede ser mas
placentero a mi edad que recorrer los senderos de gratas memorias de
mi niñez?, contandose entre las mejores, mis vivencias de
adolescente en La Atalaya de Veraguas.
Guardo
tantas gratas memorias de ese acogedor lugar y de su gente, pero, se
preguntaran, siendo Chiricano de cepa ¿que tengo que ver con ese, en
otros tiempos, lejano lugar? Pues bien, resulta que mi tio Jose
Esquivel Delgado (“Pepe Esquivel”) fundo familia y se radico en
La Atalaya y mi Abuela Mater, Heliodora Delgado de Esquivel (“Mama
Yoya”) todos los veranos, organizaba viajes para visitar a su
hijo. Recuerdo que tan pronto se sentia el Viento Norte de las
primeras brisas de verano, me ordenaba “niño, preparese que vamos
para Atalaya”. Tarea nada facil, ya que viajar de David a La
Atalaya en esos tiempos era una verdadera aventura. Eran los tiempos
cuando tomaba 14 horas viajar por tierra de David a Panama, No
existia un sistema regular de transporte, normalmente se lograba a
traves de un familiar o un “marchante” amigo (agente vendedor
viajero) Era una especie de odisea que amerita buen relato en otra
ocacion.
La Atalaya
de mi niñez era un lugar agradable, apacible, seguro, donde todos
nos conociamos. Un ambiente que los poetas llamarian bucolico,
pastoril. En mis primeros veranos no existia luz electrica, lo que
siginificaba que al caer la noche, se entraba en una profunda
oscuridad apenas rota por las velas y las lamparas de kerosene. Por
supuesto, en esa epoca existian toda clase de brujas y apariciones.
Los viejos se complacian asustandonos con relatos de terror; años
mas tarde, al instalarse la primera planta electrica de diesel,
desaparecieron todas las brujas y apariciones, lo que motivo a
Matias Zeballos, una persona de fama folclorica, declarar que “el
peor enemigo del Diablo es la electricidad”.
En la epoca
de mis primeros veranos en La Atalaya, el Cura Parroco, el Padre
Canova, era la personalidad dominante del lugar. Cura español de
fuerte personalidad, quien ejercia el verdadero mando en el pueblo.
Los chiquillos temiamos su castigo. Fue quien con su ferreo empeño
realzo el culto moderno a Nuestro Padre Jesus de La Atalaya creando
las bases para su actual vigencia.
Hay tantos
que relatar sobre de mis vivencias en La Atalaya, pero tengo limites
de espacio, por lo que en esta ocacion dedicare atencion a aun
recordado personaje de particular cariño, quien sobresale entre los
personajes favoritos de mi temprana edad. Rindo culto a la memoria
de don Eustorgio Zeballos, mi “Papa Toyo”, honorable “Pater
Familias” y notable orfebre de fama nacional.
Los Esquivel
y los Zeballos era vecinos de casa, todos los dias pasaba de la casa
de mi Tio Pepe a la de los Zeballos sin tropiezos y me dirigia al
taller de orfereria de Papa Toyo, donde pasaba horas en trance
viendole trabajar y producir verdaderas obras de arte en oro y plata
para polleras, anillos, cadenas, joyas y multiples objetos
representado partes anatomicas para ser ofrecidas al Padre Jesus por
los favorecidos como agradecimento por sus milagros.
Me
maravillaba verle trabajar, veia con asombro como fundia el oro y
producia hermosas obras de artistica filigrama, tan solo soplando un
pitillo sobre la llama de una pequeña lampara de alcohol (Mas tarde
entenderia la reaccion que producia al soplar generando altas
temperaturas) No solo me deleitaba del fino trabajo de Papa Toyo, si
no tambien de sus relatos y consejos, muchos que aun guardo frescos
en mi memoria.
Cierto, mis
avatares y andares me han alejado de mi bien recordada Atalaya, su
gente y los descendientes de Papa Toyo, pero no es menos cierto que
no los olvido, como tampoco lo que sigue siendo uno de los mas gratos
recuerdos de mi temprana edad.
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