jueves, 15 de noviembre de 2012


Los múltiples peligros del militarismo
Kevin Harrigngton-Shelton en su articulo “ Se esta tratando de politizar algo muy bonito” trata sobre el pretendido aumento a los jefes de nuestras Fuerzas Armadas y toma como ejemplo de lo delicado que puede ser la relación de los Gobernantes con sus militares, el incidente histórico del asesinato en 1170 de Thomas a Becket, Primado Católico de Inglaterra, Consejero y antiguo amigo de confianza del Rey Enrique II, acto cometido por sus esbirros, quienes el Rey en su posterior humillante acto de arrepentimiento publico ante la tumba del Obispo Mártir  los acusa de haberle “malinterpretado” (“Mal paga el Diablo a quien le sirve bien”). El incidente ilustra lo que se puede describir como una actitud servilmente sumisa de los subordinados a su jefe. Ese evento trajo a mi mente otra situación similar de mas cerca a nuestros tiempos.

Se trata de un incidente histórico en la República Dominicana durante la época del Generalísimo Leonidas Trujillo. A “Chapita”, como se le conocía a sus espaldas,  le encantaba “acercarse al pueblo” y efectuaba giras por el país,  por supuesto,  acompañado por manzanillos, guardaespaldas y un extenso séquito militar.

Cuentan que en una de sus giras, Chapita paro a visitar la Alcaldesa de un pueblo vecino a la frontera con Haiti. Se poso en una hamaca y entre trago y comida se enfrasco en una conversación con su anfitriona, pidiéndole le informara sobre los mayores problemas del pueblo para que el los resolviera. La Alcaldesa le explico que su mayor problema era los inmigrantes ilegales haitianos, que cruzaban la frontera y les robaban el pan de la boca, quitandoles los trabajos en los cañaverales que eran la fuente de ingreso principal de los campesinos de la región  Recordemos que existía y puede que aun exista un rencor del dominicano hacia el haitiano, recuerdo de la dominación de la isla por muchos años de estos últimos y el mal trato que los primeros recibieron.
Chapita, que ya tenia sus buenos tragos, rodeado de manzanillos, guardaespaldas y séquito militar se volteo y le dice a su audiencia “ A esos hijos de puta haitianos hay que darles una buena lección cortandoles las cabezas a todos”, Dicho esto callo en un estupor etílico  En ese momento el militar de mas alto rango se voltea antes sus subalternos y les dice “Oyeron lo que dijo el Jefe”, “Bueno, manos a la obra”. Esa noche solo se escucho el sonido de los machetes y se estima que decenas de miles de haitianos perdieron sus cabezas.
Al día siguiente los militares orgullosamente se presentaron ante Chapita,  quien al despertar se genera un dialogo que pudo haber sido  mas o menos así:
Chapita  “Muchachos, buenos días  ¿como están las cosas?. A los que los militares responden, “ Misión cumplida”  Chapita sorprendido  pregunta, ¿Cual misión  Y recibe la respuesta “Bueno,jefe, las que nos ordeno anoche” ¿Cual, coño? Bueno ,"como ordeno, le cortamos las cabezas a miles de esos hijos de puta haitianos. Chapita grita “ "Imbéciles, si solo era una expresión de borrachera, como diablos se le ocurrió semejante locura”, pero el daño ya estaba hecho. Ese es uno de los peligros del militarismo llevado a extremos graves de servil sumisión.
Lo anterior sucedió.  Se estima que murieron decapitados alrededor de decenas de miles de haitianos, Se formo un gran escándalo internacional que forzó a Chapita al pago de compensación al Gobierno haitiano. Dicen que Trujillo se vanagloriaba que el negocio le había salido relativamente barato a $10.00 por cabeza.

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